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ARABA/ÁLAVA 22.07.12 -
«No te olvides de venir a verme»
60 alaveses voluntarios combaten la soledad de los ancianos de las residencias
MARÍA G. LEMOS | VITORIA
No quieren colgarse medallas y se resisten a dar sus nombres. Los voluntarios del programa de acompañamiento de ancianos «son personas que vienen sin afán de protagonismo, pero cuya labor merece la pena que sea visible», defiende Alberto Susilla, técnico del área de Personas Mayores en la Diputación de Álava. Se refiere a ciudadanas de la talla de Mari Carmen, que lleva cuatro años alegrando los días de las mujeres ingresadas en la residencia Ajuria de Vitoria. «Voy un día a la semana y juego con ellas a las cartas y charlamos». Para ella. la importancia de su labor no está en las actividades que realizan sino en que las mujeres se «sientan que hay alguien ahí con ellas, que les escuchan». Comenzó su misión voluntaria poco después de quedarse viuda. Tenía demasiado tiempo libre y decidió apuntarse a una actividad: «siempre quise hacerlo y me parece muy gratificante», afirma.
Antonio, por su parte, es todo un veterano acompañante. Empezó a ayudar a otros con 16 años y de eso hace ya 40. Además, es voluntario de la Cruz Roja como conductor de ambulancias y desde hace unos años miembro de la Fundación Mejora, donde se unió al programa de lectura a mayores en Salvatierra. «Les encantan las lecturas históricas, las leyendas y los poemas».
Carmen y Antonio reconocen que en algún momento han querido dejar su labor, pero que siempre acaban retomándola y con ánimos renovados «Forma parte de mi vida y no puedo estar sin ello», admite Antonio.
«No te olvides de venir a verme». Esa frase es para Mari Carmen la mejor recompensa, porque «te das cuenta de que para ellos eres importante», afirma sonriente. «Esta gente necesita poco, que les escuches y les des cariño».
Sencillos gestos que motivan a los cerca de 60 voluntarios que hay entre Vitoria, Amurrio y Llodio y que a su vez se dividen en tres grupos que hacen bien acompañamiento individual o actividades grupales con los mayores. Un trabajo que agradecen no solo los familiares de las personas mayores, sino también los miembros de las instituciones oficiales como la diputada foral de Bienestar Social, la popular Marta Alaña, quien agradece la labor «callada y desinteresada que este colectivo realiza».
Se necesitan más voluntarios
«Hay que encontrar vías para que la gente se haga voluntaria» porque «algunas de estas personas tienen familia a 100 metros de la residencia y sin embargo están muy solas», reclama Antonio. Explica que muchos de los potenciales voluntarios están ya entrados en años y trabajar con mayores les da reparo. «Para ellos no es fácil, porque se ven en un futuro en sitios como estos y les da qué pensar», dice Antonio.
Sin embargo, a él se le hace difícil dejarlo, y además afirma que «nadie sabe cómo va a terminar. Si algún día me veo en una residencia, me gustaría que alguien pasara el rato conmigo como yo lo hago ahora», porque «para recoger hay que sembrar primero».
Actualmente se puede participar en el programa como voluntario a través de asociaciones como Nagusilan o Las Cuatro Torres; de forma individual, a través de las trabajadoras sociales de las residencias o llamando al teléfono 945 15 10 15.
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